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  • Foto del escritorNéstor David Coba Soto

Fraude, Delitos económicos y triángulo del fraude

Durante el Imperio Romano, el delito de fraude se separó de la figura delictiva del hurto. Así, la estafa y la apropiación indebida figuraban, entre los romanos dentro del concepto general de fraude.

El fraude era definido como el dolo malo en el Digesto, o sea toda astucia, falacia o maquinación empleada para engañar, burlar y alucinar a otros.


El fraude se ha convertido en una práctica regular, existen culturas organizacionales donde el control no tiene importancia mientras se haga dinero.


A continuación veremos el varios conceptos y el llamado triángulo del fraude de Donald Cressey, donde el perpetrador experimenta varios pensamientos que lo llevan a tomar acciones equivocadas.


Conceptos de fraude y delito financiero

ACFE (Association of Certified Fraud Examiner) conceptualiza el fraude, como las actividades y/o acciones, que tienen el propósito de enriquecimiento personal, a través del uso inapropiado o la sustracción de recursos y/o activos, de una organización por parte de una persona. Es decir, ACFE tiene en cuenta el mal uso o abuso, de los bienes de una entidad, en beneficio de un sujeto. Por lo tanto, el abuso es tenido en cuenta como Fraude. Los casos de abuso dependen del tipo de empresa, las políticas implementadas y la cultura organizacional.


AICPA (American Institute of Certified Public Accountants) define el fraude, como el uso de acciones que buscan presentar, ante los inversionistas, analistas y/o mercado, una situación no realista de la compañía, con el fin de cumplir con las expectativas de alguno o algunos de los grupos de interés.


Esta pronunciación está enfocada a la tergiversación, falsificación o descripción engañosa, de los estados financieros, para evitar dar a conocer la realidad corporativa, que, en muchos de los casos, está enmarcada en las pérdidas por fraude.


IIA (The Institute of Internal Audit), detalla el concepto de fraude, como cualquier acto ilegal, caracterizado por el engaño, el ocultamiento o la violación de la confianza, donde los fraudes son perpetrados por individuos y organizaciones, para obtener dinero, propiedades o servicios, evitar pagos o pérdida de servicios y asegurar una ventaja personal o del negocio.


Esta definición va más allá de los conceptos anteriormente vistos, dado que tiene en cuenta activos móviles y no móviles, como también el no pago de lo adeudado. Igualmente, la ventaja personal sobre un negocio particular, es tomada como fraude.


ACFCS (Association of Certified Financial Crime Specialists), define el delito financiero como una acción no violenta que conlleva a la obtención ilícita, movimiento, ocultamiento y enmascaramiento de dinero u otro valor mediante el uso de artimañas, artificios, corrupción o engaños, para el beneficio del autor o de otra persona.


Triángulo del fraude


ACFE España

Donald Cressey, creó en 1961 la teoría del triángulo del fraude, la cual expone que existen tres cualidades que un defraudador posee y que estas determinan su actuar, el cómo, por qué y para qué.


El primer elemento del triángulo es la presión, que es el factor que obliga a la comisión de un delito, puede ser interno y/o externo, es así que el individuo empieza a considerar el llevar a cabo un acto ilegal, como hurtar efectivo o falsificar los estados contables, como una forma de resolver algún tipo de dificultad económica.


El problema financiero puede ser personal (por ejemplo: demasiadas deudas personales) o profesional (por ejemplo: su trabajo o negocio están en peligro).1


Algunos ejemplos de situaciones de presión comunes que conducen a las personas a cometer un fraude incluyen:


· Imposibilidad de pagar las facturas.

· Adicción a las drogas o el juego

· Incertidumbre en la estabilidad laboral

· Necesidad de alcanzar unos objetivos de productividad.

· Deseos de tener un estatus de vida superior, con una casa más grande un automóvil más moderno.

· Enfermedades de familiares cercanos.

· Presiones psicológicas de familiares, específicamente pareja sentimental.


El segundo elemento es la oportunidad la cual define el método por el cual se cometerá el ilícito. La persona debe ver alguna forma por la cual puede usar (abusar) de su posición de confianza para resolver sus problemas financieros con una baja percepción del riesgo de ser descubierto, lo mismo pasa en las empresas, personas con altos rangos utilizan su estatus o cargo en la compañía para poder cometer un acto ilícito.


Las oportunidades más comunes que se presentan en una empresa, para la comisión de fraude son:


· Posiciones privilegiadas dentro de la organización

· Privilegios en los sistemas que le permiten hacer cierto tipo de cosas sin tanta supervisión.

· Falta de segregación de funciones.

· Procedimientos manuales.


El tercer elemento es la racionalización, es la tercera parte del triángulo del fraude, en el cual la gran mayoría de los defraudadores se ven a sí mismos como gente ordinaria y honesta que pueden estar pasando por algún tipo de situación crítica a su parecer.


De ahí que el perpetrador, justifica el crimen y acepta sus acciones como parte de la solución a su problema. Él o ella no se considera un criminal porque considera su proceder como un préstamo de dinero o que lo robado es parte de su compensación 2, de acuerdo con el reporte de naciones 2018 de AFCE, el 89% de los colaboradores de una organización que son propensos a cometer fraude no tienen un pasado criminal3.


Las racionalizaciones más comunes, que son utilizadas por los defraudadores son:


· Yo solo estaba tomando prestado el dinero

· Yo estaba a cargo del dinero

· Yo tuve que robar para ayudar a mi familia

· Yo estaba mal pagado con respecto al cargo o a mis compañeros de trabajo.

· Mi empleador es totalmente deshonesto, por lo tanto, él se merece lo que yo hice.



Bibliografía


[1] Donald R. Cressey, Dinero de los demás (Montclair: Patterson Smith, 1973) p.30

[2] Guías banderas rojas para identificar fraudes. Auditool

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